Llegué al mundo un cinco de febrero, hace quince años, dentro de poco, dieciséis. Y aunque, haya estado viviendo sobre la faz de la tierra, muy poco, siento que llevo buscándome por la eternidad. Siento como si hubiera estado cincuenta años buscando respuesta a una pregunta que no sabremos si realmente la tiene. ¿Qué sentido tendrá buscarle el por qué a todo? ¿Por qué perder nuestro tiempo? ¿Las mentes cómo las nuestras, son las que realmente encuentran, si la hubiera, respuesta a todo tipo de preguntas existenciales? El cerebro es tan malditamente complicado. Bueno, el cerebro y nuestro corazón, que aunque tiene complejo de inferioridad, manda más de lo que creemos. Vale sí, manda solo si tú le dejas que lo haga. ¿Pero, por qué me estoy planteando todo este tipo de cuestiones cuando puedo cuestionarme otro tipo de preguntas menos complejas como por ejemplo, por qué estoy redactando esto creyéndome alguien relevante? Para ello, si tengo respuesta. Prefiero hablar de un tema que conozco con seguridad, que no soltar rollos filosóficos nada más haber empezado a estudiar filosofía y mi propia mente y alma, que aún vagan eufóricas dentro de mí, porque no tienen control alguno.
Volviéndolo a leer todo, puede parecer realmente absurdo, empezando porque tendría que ser inspirador, de alguna manera sofisticado y lleno de palabras difíciles, que la gente de mi edad, pasaría de aprender para seguir viviendo en la ignorancia y el desconocimiento del gran potencial de su mente. La gran cuestión a todo esto es: ¿por qué hago todo esto y soy así? Desafortunadamente, no lo sé y si alguien lo sabe, que venga y me lo diga, porque estoy más perdida que el rey de este país cuando no sabe qué decir ante las acusaciones sobre corrupción que le lanzan. Lo que decía, malditamente absurdo, ¿pero que podían esperar de mí? De mí, que soy la primera en desafiar la moral de cada individuo que atenta sin respeto y derecho a otres , que se pelea con los onvres hetero básicos de su clase y maldice por respirar el mismo aire que ellos, que le envía correos electrónicos a su profesor y ahora, nuevo maestro (en el sentido Kung Fu de la palabra, pero sin las artes marciales de por medio, no creo que se nos diesen muy bien), quejándose de su estúpido complejo mundo interior, la chica la cual en todos sus trabajos descarga su ira sobre la mierda de mundo y país en el que vivimos. ¿Qué pueden esperar de una chica de la generación Z? Sí, “la generación de cristal” (nótese el sarcasmo), esa generación a la que dejarán las manos manchadas (hablaremos de esto más adelante). ¿Qué pueden esperar de una chica que vive constantemente en su mundo? ¿Qué pueden esperar de la chica que sueña por todo lo alto pero tiene los pies encadenados al suelo? ¿Qué pueden esperar de una acuario, el signo más raro del zodíaco? ¿Qué pueden esperar de la chica que da por conocer cada día algo nuevo y acaba por entender nada de todo lo que cree saber? ¿Qué pueden esperar de la chica que parpadea, como una bombilla a punto de apagarse por completo, porque no está al cien por cien segura de nada? ¿Qué pueden esperar de la chica que no sabe nada y cree saberlo todo sobre el mundo, las personas y ella misma? ¿Qué pueden esperar de mí?