Liberté

Antes de comenzar a escribir esto tenía muchos temas de los cuales quería tratar, pero cuando comienzo a poner las primeras palabras, se me nubla la mente y no puedo pensar en otra cosa que no sea que mucha gente pueda leer esto y llegar a saber lo que pienso y siento. Uno de mis mayores defectos es que tengo una timidez sempiterna, esto hace que no me exprese de la manera que querría o debería. Hay un montón de cosas que me gustaría decir pero me las callo, seguramente por miedo. Realmente lo que yo piense o sienta a la gente no le debe influir en su vida, me explico; vivimos en un mundo donde cada persona es libre de pensar y sentir lo que quiera, por ese motivo, lo que yo sienta a la gente no le debería importar lo más mínimo. Soy el primero en pensar que es muy fácil tener en mente que a nadie le debe importar lo que siento, pero cuando voy a decir algo, pienso en que la otra persona me puede juzgar, y, al final, no digo nada. 

Dentro de mí hay una guerra entre mis ganas de mostrarme cómo realmente soy y mis ganas de no querer ser el centro de atención. Una forma de expresar lo que siento sin tener que decirlo textualmente es utilizando el humor y el sarcasmo. Pero como dice la frase “Entre broma y broma, la verdad asoma”. No me expreso con la claridad que debería, no porque mi entorno no me ayude, al contrario, ellxs siempre están ahí, sino porque al ser ellxs mis amigxs más cercanxs noto que ya lo saben todo sobre mí y no veo la necesidad de comentarles algo que ya creo que saben de sobra. Me pasa lo mismo conmigo, porque no reflexiono sobre cosas que creo tener dominadas. Normalmente los extremos se tocan, pues en mi caso no, o me guío por la cabeza o por el corazón. Cuando actúo con cabeza, es todo más cuadriculado y me da miedo hacer algo que puede repercutir emocionalmente en un cierto tiempo. En cambio, cuando actúo con el corazón, que por cierto, es más emocionante, fluyo con la vida sin importar lo demás. Aunque al final no siempre acabo del todo bien. También es curioso cómo moldeamos las frases “La vida es muy larga” y “La vida son dos días” para poder refugiarnos en las acciones que cometemos.  Que curioso que al principio de este texto me costaba buscar las palabras adecuadas y al final he acabado expresándome como verdaderamente quería y con cierta elocuencia.

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