Mis pensamientos no tienen título

Mi odio no tiene límites, y por mucho que me lo plantee no paro de pensar en el asco de sociedad que tenemos: no tengo ganas de salir a la calle, no tengo ganas de socializar, no tengo ganas de ver a ningún otro ser que exista. Estas vacaciones de pascua no he querido salir de mi casa, simplemente porque estoy cansado de todo y todos. ¿Qué asco de gente los vagabundos que viven en la calle, verdad? No entiendo por qué piden dinero sabiendo que no le vamos a dar nada. Qué asco las personas extranjeras, generalmente de región marroquí o gitanos que te piden un euro, seguramente para gastarlo en cigarrillos o quitarte la cartera mientras le das el euro. Últimamente estoy muy muy muy cansado de toda la chusma que me encuentro por la calle. España se ha convertido en un sitio asqueroso…. (O eso diría un ignorante.)

Realmente yo… Las cosas las veo al revés. Todos debemos mirar las cosas desde otra perspectiva. Voy a contar una pequeña historia que me ocurrió el otro día, después de ella os contaré lo que realmente pienso de la vida:

Hace unos días salí a caminar con mis perras, como de costumbre. Al salir un hombre me comenzó a chillar porque mi perrita pequeña se había cagado en el césped, a lo que yo recogí el deshecho. Siendo sinceros yo no llevaba un buen día, y decidí pasar del hombre. Al rato me senté en un pequeño trozo de piedra, y enfadado decidí volver a casa antes de lo necesario para que mis perras disfruten, pero me surgió lo siguiente… Mi perra se paró a oler unas flores hermosas, y yo estiraba de ella pero PUM, algo cruzó mi cabeza, y me di cuenta de que quizás la vida es así, todos vamos tan sobrecargados que no nos damos cuenta de las flores que se cruzan en nuestro camino, y probablemente lo necesario es pararse a olerlas un ratito. Aquel día me detuve unas horas en el parque con mis perras, se lo pasaron increíblemente bien, olieron muchísimas flores, mientras que yo sin darme cuenta también olía una de las mejores flores de mi vida.

Después de esto voy a decir que adoro mi vida, mi ciudad, mi mundo, mi todo. Lo siento por no poder dar dinero a los vagabundos, pero muchas veces les doy tema de conversación, algo que ellos probablemente valoran mucho más. Intento dar los euros que la gente necesite, sin miedo a que me roben la cartera. Doy millones de besos a mis seres queridos: Mis padres, mi hermano, mis amigos… Probablemente esa pequeña historia me haya devuelto la ilusión de vivir y la felicidad de la existencia. Sabéis… Algo que me gusta de mi vida es saber que no soy nadie pero hago sentir alguien a los demás. Hay miles de millones de personas, también miles de millones de flores por descubrir. ¿Por qué los ignorantes no se dan cuenta de que la felicidad puede esconderse tras una flor? 

Vivir es increíble, y cuando vea el final del túnel deseo mirar atrás y ver recuerdos, no sueños.

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