Memorias del día de año nuevo

Era una noche de frío intenso, pero en el interior de la casa el ambiente era cálido. La chimenea estaba encendida, y el fuego iluminaba escasamente la estancia con un color anaranjado, que contrastaba con las guirnaldas de color rojo que decoraban la sala. Éramos aproximadamente treinta personas sentadas alrededor de una larga mesa repleta de bandejas de gambas, embutidos, quesos, carnes… Colocados sobre un mantel dorado, ramas de eneldo y piñas. Todos parecían alegres e ilusionados, como si las preocupaciones del resto del año hubieran desvanecido. Hablábamos a la vez y manteníamos conversaciones triviales con las personas más próximas; política, estudios, nuevos propósitos y el futuro incierto eran los temas más comentados. Los más pequeños se encontraban reunidos jugando con sus aparatos digitales. Yo mientras tanto, estaba con mi prima riendo y poniéndonos al día de lo sucedido durante los últimos tres meses.

Repentinamente se hizo silencio en la sala, la mujer de la televisión anunciaba que faltaban cinco minutos para dar comienzo a un nuevo año. Podía ver las expresiones de mis familiares; todos ellos expectantes, emocionados, llenos de alegría, y esperanza. La comida de hacía unas horas había sido reemplazada por la tradicional fruta de año nuevo, las uvas, y por largas copas de champagne y cava. Un par de minutos más tarde nos encontrábamos comiendo al compás de las campanadas. Al llegar a la última, todos exclamaron cosas indescifrables y comenzaron las risas, los besos y los deseos de año nuevo. La celebración no hizo nada más que empezar; botellas de alcohol empezaron a circular de mano en mano, la música subió de volumen, y cada vez eran más personas las que bailaban.

Una resposta a «Memorias del día de año nuevo»

  1. Lo que no ha podido ser este año, pero que volverá a ser y que valoraremos y disfrutaremos más que nunca antes. Gracias por tu escrito.

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