Memorias del día de año nuevo

Era una noche de frío intenso, pero en el interior de la casa el ambiente era cálido. La chimenea estaba encendida, y el fuego iluminaba escasamente la estancia con un color anaranjado, que contrastaba con las guirnaldas de color rojo que decoraban la sala. Éramos aproximadamente treinta personas sentadas alrededor de una larga mesa repleta de bandejas de gambas, embutidos, quesos, carnes… Colocados sobre un mantel dorado, ramas de eneldo y piñas. Todos parecían alegres e ilusionados, como si las preocupaciones del resto del año hubieran desvanecido. Hablábamos a la vez y manteníamos conversaciones triviales con las personas más próximas; política, estudios, nuevos propósitos y el futuro incierto eran los temas más comentados. Los más pequeños se encontraban reunidos jugando con sus aparatos digitales. Yo mientras tanto, estaba con mi prima riendo y poniéndonos al día de lo sucedido durante los últimos tres meses.

Repentinamente se hizo silencio en la sala, la mujer de la televisión anunciaba que faltaban cinco minutos para dar comienzo a un nuevo año. Podía ver las expresiones de mis familiares; todos ellos expectantes, emocionados, llenos de alegría, y esperanza. La comida de hacía unas horas había sido reemplazada por la tradicional fruta de año nuevo, las uvas, y por largas copas de champagne y cava. Un par de minutos más tarde nos encontrábamos comiendo al compás de las campanadas. Al llegar a la última, todos exclamaron cosas indescifrables y comenzaron las risas, los besos y los deseos de año nuevo. La celebración no hizo nada más que empezar; botellas de alcohol empezaron a circular de mano en mano, la música subió de volumen, y cada vez eran más personas las que bailaban.

Vuestro Legado

Las generaciones de hoy en día cada vez están más oprimidas por la sociedad a tener que convertirse en personalidades inmaduras y egoístas. Hace años los adolescentes tenían claro que en cuanto fuesen adultos, serían libres, que tendrían todo el tiempo que quisiesen para descubrir otros lados de la vida. Por desgracia, cuando en el 2020 paseas por las calles puedes observar cómo esa ideología acendrada está cerca de desaparecer. Los menores de edad consumiendo drogas en cantidades incontroladas, con miedo a las agresiones forzadas, actuando como personas adultas cuando viven como si adorasen ser lo contrario. En sus mentes está la percepción incorrecta de el dicho “vive en el momento y no esperes al futuro”. Prefieren cerrarse puertas antes que esperar a que se abran.

La sociedad muestra como en muchas ocasiones ese es el único método con el cual podrás ser exitoso en la popularidad. El querer encajar se convierte en una de las mayores preocupaciones de los adolescentes y son capaces de sacrificar sus dignidades para conseguir ese reconocimiento como alguien que ellos mismos desearían no ser. Ese carácter que refleja vivir para los gustos de los demás haciéndote pensar a ti mismo qué es lo que verdaderamente quieres. Mientras tanto los adultos ven como solución recordarles cómo estamos haciendo de este mundo un lugar indeseado y estamos rompiendo la educación de las próximas generaciones, y la realidad muestra que ellos son quienes con el tiempo han hecho parecer que esa es la manera correcta de vivir.

Quiero pensar que yo jamás me convertiré en ese carácter nada honrado, que mis amistades jamás se verán perjudicadas por esas influencias y que no estaré obligada a olvidar a personas por no querer romper mis morales. Pero a veces es incontrolable, los que menos te imaginas ,de un día al otro, se encuentran en lugares inapropiados dejando atrás el futuro que podrían haber tenido.