El momento que nunca fue

Un día de pronto ocurre algo, que parece no tener explicación. Hay quienes les llaman “casualidades”, pero yo, prefiero pensar que se trata del “destino”. Todo empezó como un juego, un juego en el que al final yo salí perdiendo. No entraba en mis planes nada de lo ocurrido, pero por suerte o desgracia sucedió. Cada noche que pasaba, me arrepentía más del bucle en el que entré, y lo peor de todo; no poder salir de él.

Nos pasamos la vida buscando experimentar cosas nuevas, emociones, sentimientos de los que hemos oído hablar. Buscamos lo idealizado, lo exótico, y muchas veces recurrimos a lo lejano, a lo que no tenemos, a lo que deseamos, pero nos es imposible. Esta búsqueda del más allá nos hace vivir en la ignorancia y en el desconocimiento de lo cercano. Toda la vida hemos estado muy cerca, solo nos separaban un par de calles, y al mismo tiempo hemos sido completos desconocidos. Siempre andamos tan inmersos en nuestros pensamientos, preocupaciones, ambiciones, que no nos damos cuenta más allá de nosotros. Él era una de esas cientos de personas con las que me cruzaba diariamente, pero no me fijaba ni recordaba. Hasta que llegó un día que de la manera más extraña y casual nos encontramos.  Su mirada era intensa, pero al mismo tiempo curiosa, mis ojos se clavaron en los suyos y en una fracción de segundo, como destellos, miles de pensamientos inefables iban y venían por mi cabeza. La apariencia física es el conjunto de características físicas que nos hacen ser percibidos de diferente manera los unos de los otros, aquellas características únicas y singularidades son las que nos llaman la atención y nos cautivan, y sin razón alguna, sin conocerlo, eso fue lo que me pasó. Hay situaciones que no podemos controlar, que no entendemos, que nos generan impotencia, miedo y nos desconciertan, pero al mismo tiempo nos intrigan. Aun teniendo la posibilidad de hablar, yo nunca lo hice; ¿podría ser por dignidad, miedo, orgullo? No lo sé.

A día de hoy, aún me sigo preguntando cómo una persona que no conoces en profundidad puede llegar a ser tan importante para ti, que tu estado de ánimo varíe según lo que cuelgue en sus redes sociales, y como puede suponer parte de tu día a día sin ni siquiera él saberlo. Y sí, como todos dicen al final es cuestión de tiempo, pero sí de eso se trata creo que las agujas de mi reloj hace ya tiempo que se detuvieron, porque al final todo lo que imaginé nunca pasó… o, ¿a lo mejor todavía no era el momento?

Riesgo

Me despierto con el ruido de la lluvia y decido salir a la terraza. Hay una neblina que afirma que estamos en noviembre y que ya queda menos para entrar en el invierno. El frío hace que me acabe de despertar y puedo oler ese característico olor que produce la lluvia al caer sobre el suelo seco. Desde siempre me ha transmitido libertad, porque refresca el ambiente en la ciudad. Hace mucho tiempo que no amanecía un día así y realmente me hace muy feliz ya que me recuerda lo bonita que es la tierra. Decido hacer un poco de yoga, ducharme y vestirme. Después de una hora despierta, por fin enciendo el móvil y me llegan dos mensajes de dos personas distintas, pero a la vez muy similares.

Como si se trataran de mi serendipia, ambos aparecieron cuando menos lo esperaba y llegaron para revolucionar mi existencia. Leonardo Taulo ya lo dijo “somos atraídos por quienes pueden revolucionar nuestra existencia“. Es curioso, porque muchas veces esas cosas distintas, nuevas y peligrosas, que nos asustan y nos generan respeto, a la vez, nos atraen.

Algo parecido sucede cuando dejas entrar en tu vida a nuevas personas; sabes que hay un cierto riesgo de que tu rutina, tu manera de ver y de percibir las cosas cambien. Existe el riesgo de hacer que las cosas que solo eran tuyas ahora sean de más gente, de complicarte la vida, de ser feliz durante un tiempo y después salir muy rota… Y aun sabiendo todos los riesgos, decides arriesgarte y dejarte llevar por tus sentimientos, por ese impulso de curiosidad, porque al final no sabes qué es lo que va a pasar. No sabes si saldrá bien o mal si no lo haces, ya que esa respuesta solo la tiene el destino, si es que existe. A mí me gusta creer que sí, que todo pasa por algún motivo.

Viviendo en una época contaminada como en la que vivimos, el único punto de referencia que tenemos es lo que hemos vivido…por eso vivir una vida sin equivocarte, sin caer, crecer y aprender y sin sentimiento alguno… ¿Vale realmente la pena?

Al fin y al cabo, somos seres humanos y vivir una vida monótona nos aterra. Por ese mismo motivo buscamos la adrenalina, cada uno de una manera distinta. Algunos hacen puénting, otros aceleran con el coche, otros corren, otros bailan bajo la lluvia y otros se enamoran, o lo intentan. Y digo que lo intentan porque a veces es más excitante, más gracioso o incluso entretenido, el no saber si estás de verdad por una persona o si ella está por ti. Esa duda que deja vía libre a la imaginación es la manera tan cercana y característica de las nuevas generaciones del siglo XXI para evadirse de la realidad, para dejar atrás nuestras quimeras. Nos refugiamos en nosotros y nuestros sueños despiertos, que algún día pueden dejar de ser sueños porque dentro de ellos existe gran parte de realidad.

Cáncer por Navidad

Lo que más nos gusta de la Navidad es ver a nuestros seres queridos, es un momento de felicidad: los mayores ven como sus hijos se juntan y reviven momentos de la infancia, la familia cocina junta, comen en una misma mesa y ríen juntos, mientras los más pequeños disfrutan de los regalos. A mí también me gustaría disfrutar de los regalos, pero en mi caso ya me han hecho un regalo por adelantado, el peor que me podrían haber hecho: cáncer por Navidad.

Mi abuela, la persona más fuerte que he conocido, a la cual le han dado miles de golpes y se ha levantado siempre, le han diagnosticado leucemia.

70, un número. Solo es eso para ti, pero para nosotros es nuestra esperanza, es en lo que más confiamos ahora mismo, en que ese 70% de posibilidades se convierta en un: “ya se puede ir a casa, a superado el cáncer ”. Las personas nunca deben perder la esperanza, todos tenemos fe y/o creencia en algo: en aprobar un examen, en conocer a alguien, en cambiar cosas que no nos gustan pero, la esperanza es traicionera. Nosotros tenemos esperanza en ese número 70% pero al igual que hay 70%, hay un 30% de que todo salga mal.

La muerte, no hay nada peor que eso. Todos la evitamos pero es inevitable. Ahora mismo hay uno bueno y uno malo: el héroe, la esperanza, el 70. Y el villano, la muerte, el fin, el número 30. La vida es a lo que nos aferramos pero la fuerza y la vida no son sino epifanías de la realidad última.

Esta es la historia del peor regalo de Navidad por adelantado que me han hecho, es la cruda realidad que tengo con el cáncer, es la batalla del 70 contra el 30, es el cuento que verás y escucharás una vez y te olvidarás…y no te culpo por ello. Tan solo te pido que si tienes abuelos, abuelas, padres, madres o quien sea con alto riesgo de cáncer, por favor, tienes que aprovechar cada instante con esa persona, ese es el mejor regalo que me podrías hacer a mí y a esa persona.

“Rompiendo tus reglas” (Violeta Boyd)

¡Hola! Esta semana estuve leyendo esta novela juvenil que recomiendo al 100%! Es muy divertida y fácil de leer, te sacará muchas sonrisas y más de un suspiro… Si eres una de las personas a la que les atraen las novelas de comedia romántica, ¡Esta novela es definitivamente para ti! Te va a atrapar con los personajes y sus historias.

Espero que le den una oportunidad a esta novela, y no me culpen si quedan atrapadas sin poder parar de leer!

Díganme si ya la leyeron y dejen sus partes favoritas!

Abrid nuestra perspectiva

El otro día le dije a mi hermana que tenía que hacer la prueba de peso en educación física, que consiste en lanzar una pelota pesada lo más lejos posible. Ella me dijo que era una prueba muy difícil, que cuando ella la tenía que hacer, apenas aprobaba. Yo me quedé confundida, pues para mí esa prueba no requería demasiado esfuerzo. Pensé que estaba mintiendo, que no podía ser verdad que una prueba tan fácil le costara tanto.

Más tarde, me di cuenta de que esta prueba, todo y ser la misma para todos, no tiene el mismo nivel de dificultad, y al pensar que ella estaba exagerando o mintiendo, ignoré e invalidé su experiencia en la prueba, solo por ser distinta a la mía.

Pensando en esto, me acordé de algo que pasó el otro día. Un compañero mío hizo una broma, que a mí me resultó ofensiva, pero cuando se lo expliqué, me dijo que estaba exagerando, que era solo una broma. Y yo me pregunto, ¿Qué hace falta hacer para que esta persona se de cuenta de que nuestras perspectivas son distintas? Claramente, él no entiende lo que significa recibir comentarios ofensivos camuflados en bromas día tras día, solo por ser quien eres, algo que no es decisión de nadie excepto del destino. Ese comentario me molestó, pero más me molestó que un amigo mío no me escuchase, no me quisiera entender ni ponerse en mi lugar. Que esté tan envuelto en su burbuja y en su propia realidad, y ni se percate de que no todo el mundo está en la misma situación. 

Decidí pedirle perdón a mi hermana, ya que logré ver su punto de vista, aunque en ese momento no la escuche. ¿Me pedirá perdón mi amigo por lo mismo?

Creo que es necesario entender que nuestra perspectiva en la vida es única, no la compartimos con nadie más. Tenemos que comprender que tenemos ciertos privilegios, y usarlos para ayudar a los demás. La única manera que existe para seguir avanzando juntos como sociedad es escucharnos y entendernos. Abrir nuestra perspectiva a las personas que tienen menos que nosotros. Tenemos que escuchar a personas que viven una realidad distinta a la nuestra. Si una persona te explica que algo que haces diariamente es ofensivo y perjudicial, tienes que escuchar y aprender. Si lo niegas, si afirmas que está exagerando, estás invalidando los sentimientos de esa persona, unos que quizá nunca podrás entender. 

La única manera que tenemos de avanzar juntos como sociedad, es escucharnos y entendernos. Abrir nuestra perspectiva.

El tren

No te da ni tiempo a percibir la brisa que desprende la velocidad del tren, y te piden que describas su destino. Apenas conozco el banco de la estación en la que reposo, mucho menos la estación, y ni hablar del tren ni sus paradas. No me he levantado desde que llegué, quizá por miedo a saber dónde estoy o quizá porque, como algunos dicen, en el no saber reside la felicidad. Pero, ¿y si me levantara? ¿Y si los ojos no fueran suficientes? ¿Y si fuera tan sencillo como levantarse y escuchar? ¿Y si …? Pero permanezco acomodada en el banco, esperando la respuesta de preguntas que no formulo,  deambulando por las posibles explicaciones,  con el deseo contradictorio de conocer e ignorar, con más miedo que alas y más viento que alma. Esperando a qué, ¿voy a subirme al tren?

En diez años…

Hace aproximadamente unos 8 años, recuerdo que alguien me hiciera esta pregunta. Yo tenía unos 7 años y recién llegada a este colegio me escogieron para un programa, donde la gran pregunta era esa, ¿dónde te ves en un futuro? Contesté seguramente una animalada, como que viviría en una casa enorme y esas típicas cosas que dices cuando eres pequeña.

Ahora me vuelvo a encontrar con la misma pregunta, aunque muchas cosas han cambiado. Mi percepción del tiempo ha variado mucho, me he dado cuenta de que solo necesitamos un simple segundo para que las cosas cambien completamente, porque, ¿quién nos diría que acabariíamos encontrándonos en esta situación?

Puede que las cosas den un giro de 365 grados, pero yo solo pido que en 10 años siga rodeada de las personas que me han demostrado que les importo. Quiero que en ese momento pueda mirar atrás y estar orgullosa de todas las decisiones que me han llevado a ese punto. Pero lo único que espero es que en ese momento sea feliz.

“Selection” (Kiera Cass)


America Singer, la joven y bella protagonista de esta novela tiene la oportunidad de subir desde la clase menor social a la mayor con una simple elección. Deberá enfrentarse al objetivo de conseguir ser la princesa de Maxon, el heredero del trono.

Pero…¿Qué será capaz de sacrificar?¿Podrá olvidarse de sus incontrolables sentimientos hacia Aspen, su gran amor platónico?